miércoles, 28 de octubre de 2009

Santos, comandante de las Auc - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM

MARIA ISABEL RUEDA
OCTUBRE 24 DE 2002

Qué desperdicio tan lamentable el de nuestro aparato judicial.

Porque, desde luego, cualquiera que conozca a Pacho Santos sabe que la investigación que se acaba de reabrir, después de estar archivada por insustancial, sobre su condición de comandante en jefe de un frente de las Auc, terminará en un chorro de babas. Eso sí, quién sabe dentro de cuánto tiempo. Por ahora lo enredan actuaciones pasadas en las que lo metió su carácter de eterno niño hiperactivo, incapaz de un acto de malicia. Pero antes de que esto termine se les habrá infligido al país, a los colombianos, al Gobierno y a la persona de Santos un daño nacional e internacional difícilmente reversible.

Les resumo en cortico. Cuando el señor Mancuso relata que, en una reunión, el entonces periodista Pacho Santos le sugirió al paramilitar Carlos Castaño la creación del 'Bloque Capital' de las autodefensas, el propio Santos le pide a la Fiscalía abrirle una investigación.

En el proceso, Mancuso se retracta de la gravedad de la conversación, calificándola de "chanza", de "chiste". Alias el 'Alemán' asegura haber estado en una reunión distinta, en la que solo escuchó hablar del "ensuciamiento de la guerra" y de la situación de los secuestrados. Por su parte, 'Jorge 40' se ha negado hasta el día de hoy a dar declaración alguna sobre reuniones semejantes.

Ante tan pobre evidencia sobre el papel de Pacho Santos como ideólogo de las autodefensas, el Fiscal ordena archivar la investigación, argumentando como hecho notorio que Santos se reunió con Castaño en su condición de periodista formador de opinión, comprometido con la suerte de los secuestrados.

Apela la decisión del Fiscal el señor Gustavo Gallón, presidente de la Comisión Andina de Juristas. En nombre de las víctimas, toma estrafalariamente partido a favor del victimario, el señor Mancuso, otorgándole toda credibilidad a su primera versión. Aunque el doctor Gallón posa de ser un desinteresado defensor de derechos humanos ante el sistema interamericano de justicia, en el fondo no es sino un abogado litigante más, que cobra porcentaje en dólares sobre las indemnizaciones con las que los tribunales internacionales condenan al Estado colombiano.

¿Quién acepta la apelación? El nuevo vicefiscal interino, doctor Hernando Pareja. Según la revista Cambio, aparece en ese cargo recomendado por la Sala Penal de la Corte para mantener, pensaría alguien más malpensado que yo, la interinidad en la Fiscalía el mayor plazo posible. Al punto de que esos mismos malpensados sostienen que es tal la influencia de la Sala Penal sobre el esquema interino de la actual Fiscalía, que el Fiscal es en realidad el magistrado Francisco Ricaurte, quien detesta al Presidente porque lo culpa de haberlo mandado a requisar como a cualquier particular a la entrada de un acto público.

Según Cambio, es muy coincidencial que este Vicefiscal interino acepte la apelación el mismo día en el que se hace evidente que el Presidente no incluirá su nombre, ni el del Fiscal interino, en la terna para elegir Fiscal en propiedad. Para nadie es un secreto que ambos aspiraban.

¿Con base en cuáles argumentos concede el doctor Pareja la apelación? En que falta recibirle la declaración a 'Jorge 40', porque nunca la quiso dar y aunque sea probable que no la dé nunca. Y en que 'don Berna' ha anunciado que tiene algo muy importante que decir, solo ahora que está extraditado, condenado por la justicia norteamericana y odiando al Gobierno de Colombia por la decisión de mandarlo allá a purgar una pena de verdad, en una cárcel de verdad. Alístense: 'don Berna' es capaz de decir cualquier cosa. No tiene nada que perder, y muchas cosas por vengar.

¿Pero quieren oír lo más sorprendente? El vicefiscal interino Pareja acepta abrir el proceso por paramilitarismo contra Francisco Santos, previa advertencia de que "hasta este momento procesal, las particularidades del caso convergen en la demostración de la atipicidad de la conducta atribuida al doctor Santos Calderón" (página 11 de la decisión). Es decir, que aunque no hay ni delito, ni indicio de delito, se desarchiva el proceso de Pacho y se continúa la investigación.
Hoy, el pescuezo del Vicepresidente de Colombia está al arbitrio de lo que unos paramilitares envenenados contra el Gobierno que los extraditó quieran decir en su contra. A diferencia del Presidente, Santos carece de fuero, por lo que, con un solo estornudo, la decisión de un fiscal o un juez podrá mandarlo tras las rejas. Si depende del jurista Gallón, se les otorgará toda la credibilidad a los victimarios y se cobrará una comisión en dólares. Si depende del vicefiscal recomendado por la Corte, buena zurda en el ring de boxeo que tienen armado el presidente y su Sala Penal. Y si depende de la oposición, he aquí un excelente talón de Aquiles de este Gobierno, aunque el que esté de por medio sea el país.

¡SE ME OLVIDA! Qué buen periodismo se está haciendo en El País de Cali. Barrió con los premios Simón Bolívar.
María Isabel Rueda

¿La Corte Suprema es pasión? - Artículos de Opinión - Columnistas - ELTIEMPO.COM


MAURICIO VARGAS
Septiembre 27 de 2002

No soy admirador del procurador Alejandro Ordóñez. No me gusta su beata religiosidad ni su godísimo discurso en temas como el aborto. Pero se ganó el puesto en franca lid, con las reglas del juego de nuestra imperfecta democracia. La Corte Suprema ha resuelto investigarlo disciplinariamente por la forma como indagó la participación del ex ministro Sabas Pretelt y del ministro Diego Palacio en el caso de la 'Yidispolítica'.

Se trata de un caso nauseabundo, donde asomaron los peores vicios de nuestro sistema político: la compra de los votos de los congresistas, la entrega de notarías y demás asquerosas costumbres de este y otros gobiernos. La indagación se basa casi exclusivamente en el testimonio de Yidis Medina, que contiene verdades, mentiras y exageraciones, como ha salido a la luz. El Procurador no encontró méritos para procesar a los ministros y eso, dentro de las diferencias de interpretación que suelen darse en el campo jurídico, puede gustar o no gustar. Pero fue su valoración de las pruebas recabadas, del mismo modo que la Corte creyó que no había motivos para enjuiciar a los congresistas de la 'Farcpolítica', a pesar de que el computador de 'Raúl Reyes' arrojaba indicios muy fuertes.

No creo que la Corte, que convirtió a Yidis Medina en una especie de profeta reveladora de la verdad absoluta, lo investigue por eso. Acaso lo hace porque Ordóñez no se ha alineado con el alto tribunal en la campaña que este emprendió contra el presidente Álvaro Uribe, en un choque de trenes donde las equivocaciones han sido de lado y lado, pues así como a la Corte se le ha ido la mano, Uribe y sus colaboradores han gruñido y le han echado carbón a la locomotora.

La Sala Penal de la Corte inició en el 2006 valientes investigaciones contra políticos aliados con paramilitares y ordenó detener y procesar a una docena. Fue un arranque alentador. Pero, por el camino, se apasionó -algo que jamás debe ocurrirle a un juez- y algunos de los magistrados se pusieron la armadura de los cruzados en contra de Uribe.

En ese y otros campos, Ordóñez ha expresado sus desacuerdos con la Corte. No comparte el cambio de jurisprudencia en el caso del fuero de los congresistas. Y tal vez tenga razón: hasta el más hampón de los congresistas tiene derecho a que lo juzguen con reglas definidas y que no se las cambien a mitad del proceso. El problema de la Sala Penal es que dijo hace unos meses una cosa -que los congresistas que renunciaran a sus curules serían procesados por la Fiscalía y los jueces- y ahora dice otra -que en todo caso los juzga la Corte-, y ese giro abrupto y en tan poco tiempo empaña su credibilidad.

Ordóñez tampoco está de acuerdo con que magistrados auxiliares de la Corte viajen a las cárceles de Estados Unidos a sostener charlas informales con los paramilitares. Él cree que deben ser diligencias judiciales con todas las reglas, y con la presencia de un delegado de la Procuraduría. Y tiene razón, porque ya hemos visto casos en que magistrados auxiliares tratan de manipular testigos, de inducirlos con unas cervezas encima de la mesa. Hay motivo suficiente para desconfiar y para exigir que esas diligencias se lleven a cabo con todas las garantías.

Los magistrados de la Suprema deben reflexionar. No pueden seguir dándole al país la impresión de que la emprenden contra todo aquel funcionario que exprese su desacuerdo con la forma como el alto tribunal maneja determinados casos. Estar entre los más altos magistrados de la nación implica una responsabilidad: mantener la cabeza fría y juzgar con base en las pruebas, no con base en los sesgos y el acaloramiento. De lo contrario, al alto tribunal le va a venir como anillo al dedo el lema con que Colombia promociona su imagen en el exterior: la Corte Suprema es pasión.

mvargaslina@hotmail.com

Mauricio Vargas



jueves, 1 de octubre de 2009

La Corte desbordada



Ibagué, Colombia - Jueves, 01 de Octubre del 2009


FRANCISCO JOSÉ MEJÍA
Los colombianos estamos asistiendo a un golpe de Estado disfrazado, pero tan contundente como los tradicionales. Esta ruptura constitucional proviene de la Corte Suprema de Justicia. La Corte dejó de lado hace tiempo su misión constitucional de administrar justicia al más alto nivel y se dedicó a hacer oposición política. Se ha salido la Corte de los cauces constitucionales constituyéndose en una especie de cañón suelto que dispara sus cargas de profundidad contra nuestra democracia dejando en su camino muchas víctimas de su odio visceral.

Cada proceder de la Corte es más audaz y temerario que el anterior; cada vez se mancilla más nuestro Estado de Derecho. Hasta el más terrible criminal tiene derecho a que se le respete el debido proceso y la seguridad jurídica, valores estos que han sido vilipendiados por la Corte al cambiar de jurisprudencia y además hacerla retroactiva en cuanto a su competencia sobre los congresistas que habían renunciado a sus curules para acceder a la doble instancia. No acabábamos de salir del asombro por tan artero ataque al ordenamiento jurídico cuando la Corte se ha pronunciado, ya con sevicia, diciendo que los acusados por parapolítica, es decir por recibir supuestos beneficios electorales de los paras, también serán condenados por crímenes de lesa humanidad. ¿Qué pasara por las mentes de estos impostores de la justicia? Tal vez, evocando a Laureano, quien se asome a su alma verá que allí asustan.


En Colombia, hay tres actores confabulados contra el Gobierno que están destruyendo nuestro Estado de Derecho. Ellos son la mafia, algunos sectores de la oposición y la Corte Suprema. El siniestro aparato funciona de la siguiente manera: Para que una justicia politizada proceda a judicializar la política, necesita de un cómplice acusador, este lamentable papel lo han hecho algunos opositores, pero el más conspicuo ha sido Germán Navas del Polo. Este contubernio malévolo ha dado resultados como la deplorable investigación que abrió la Corte sobre los representantes que votaron el referendo. Por el lado del maridaje mafia-Corte Suprema, la situación es peor, los paramilitares extraditados juraron venganza al presidente Uribe, por ser el único Presidente que se ha atrevido a enfrentarlos y desmontar sus estructuras criminales, y en ese propósito hacen causa común con la Corte. De tal suerte que se pretende enviar a Estados Unidos al magistrado Velásquez, para que preparen, conjuntamente con Mancuso y compañía, la venganza prometida. De este descarrilamiento de la justicia solo queda dolor, injusticia e impunidad como puede constatase con los casos de la FARC política.


El Tolima ha puesto su cuota de dolor en esta ruptura constitucional. El senador Carlos García está injustamente detenido por el falso testimonio de unos bandidos que desde la cárcel extorsionaban a funcionarios y políticos bajo la amenaza de sus testimonios, que tanta credibilidad merecen para la Corte Suprema. Carlos, como muchos otros, es un preso político como los hay en Cuba o en Venezuela, hecho este que avergüenza nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho. Hace poco, la Fiscalía absolvió al ex congresista Gonzalo Garcia, quien había sido acusado por los mismos testigos que señalan al senador García, lo propio le corresponde hacer ahora a la Corte Suprema, si es que queda algo de sindéresis, decoro y decencia en ella. El tribunal de la historia, en cuyo crisol se cristaliza la verdad prístina, absolverá a Carlos García y será implacable con la corte que quebranto nuestro Estado de Derecho cubriendo de dolor y desesperanza a tantos inocentes y sus familias.