Tema del dia| 18 Oct 2010 - 7:16 pm Diálogo con Carlos García Orjuela, ex presidente del Congreso
"¿Y cómo te reparan la honra?"
Por: Hugo García Segura y Andrea Forero Aguirre
Tras dos años y tres meses en la cárcel por parapolítica, la Corte Suprema lo absolvió. Hoy reflexiona sobre lo vivido y la política.
Carlos García Orjuela, ex presidente del Congreso fue absuelto por la Corte Suprema de Justicia el pasado 30 de septiembre.
Se le ve tranquilo y reflexivo, sin resentimientos y con ganas de plasmar en el papel las experiencias que le quedaron de sus dos años tres meses en la cárcel, tras haber sido acusado de presuntos nexos con grupos paramilitares. El pasado 30 de septiembre la Corte Suprema de Justicia absolvió a Carlos García Orjuela —ex presidente del Congreso y del Partido de la U—, porque, según el fallo, hubo inconsistencias en las declaraciones de desmovilizados que lo acusaban de haberse reunido con jefes de las Autodefensas en Tolima en 2001.
El médico neurocirujano García Orjuela se convirtió así en el primer dirigente político en demostrar su inocencia en un juicio ante la Corte Suprema y en diálogo con El Espectador re lata aspectos hasta ahora desconocidos de su reclusión, analiza lo que le sucedió y, por supuesto, habla de política, algo que según reconoce nunca podrá abandonar, refiriéndose al gobierno de Juan Manuel Santos y asumiendo una mirada crítica al mandato de ocho años de Álvaro Uribe.
¿Qué pasa por la mente cuando se ha estado en lo alto del poder y de repente se está en la cárcel?
Uno piensa en quienes lo han acusado, que estaban buscando rebajas de penas por una ley que nunca debió existir, la de Justicia y Paz. Los tipos hablan y uno piensa qué debe hacer: no se puede esconder y sabiéndose inocente, piensa en que debe luchar y destruir todas las mentiras, aun sabiendo que no es fácil, porque la política esta judicializada y politizada desde hace mucho tiempo en Colombia. Aquí los medios piden unas respuestas más rápidas contra las ‘chuzadas’ y los procesos más lentos contra otros colombianos. Tenga la seguridad de que habrá una acción más rápida contra ‘Uribito’ (Andrés Felipe Arias), ¿por qué esos privilegios? Lo que dije fue: me someto a la justicia que tenemos. Me bajo del curubito, que nadie hable de mí y voy a demostrar mi inocencia. Es cierto, durante dos años y tres meses le quitaron a mi hija de 15 años al papá, pero, ¿cuántos colombianos no vuelven a ver a su padre nunca en la vida?
¿Pero hay algún momento en que se pierde la esperanza?
Todos los sentimientos humanos desfilan allá. Se sabe lo que han dicho unos señores en contra de uno y el escándalo en los medios. Son raíces históricas que de pronto se conocen, pero que uno no se ha detenido a estudiar. En 1998 y 1999 el país se enamoró de Carlos Castaño. Pero el origen de todas esas fuerzas ilegales armadas nace del desequilibrio en el tema de la propiedad, algo que el gobierno de Uribe no hizo nada para reformar. Un tipo que tenga 150 mil hectáreas o más, como Víctor Carranza, ¿cómo las cuida? Y claro que Uribe no iba a hacer una reforma sobre la tenencia de la tierra, porque a él también le gusta la tierra.
Eso marca una gran diferencia con el presidente Santos...
Es que Santos tiene otra concepción, él no es terrateniente, ni ganadero, ni usa caballos de paso y va a las ferias como observador ni como participante.
¿Cómo es la vida en la cárcel?
No fui a jugar dados o póquer. Uno tiene otra formación y comienza a organizar su tiempo, a leer lo que nunca leyó, a escuchar música, a ver los programas en televisión que nunca tuvo tiempo de ver, a hablar con la familia por correo electrónico, a hacer reflexiones sobre la sociedad y a escribir. Me acostaba a las 4:00 o 5:00 de la mañana, dormía unas cuatro horas y la noche para mí era una belleza. De hecho, creo que la noche es igual para todos, para mí, para ustedes, para Juan Manual Santos: un cuarto, una cama, un radio y un libro.
¿Compartió con los demás políticos detenidos?
No, estaba muy concentrado en lo que pensaba debía ocuparme. Es que hubo momentos que demandaban que estuviéramos 20 horas estudiando para el juicio, analizar las declaraciones y contradicciones de quienes me acusaban. Además, pienso que no era bueno atormentarse con otros procesos y cada quien merece respeto.
¿Se arrepiente de haberse metido en la política?
Uno sabe que hay riesgos. Claro, uno no piensa que un error de valoración de la justicia lo pueda meter a la cárcel, pero siempre se tiene la convicción de que se es inocente y entonces eso se convierte en una lucha que se alimenta con el apoyo de la familia. Yo sé que muchos de los que se decían mis amigos dudaron y que hay otros que están convencidos de que uno ha sido íntegro.
¿Cree que detrás de su caso hubo intereses políticos para sacarlo del juego?
No me he detenido a pensar en eso. A mí me decían que era el presidente del partido del presidente Álvaro Uribe, pero siempre me consideré el director de una colectividad que tenía que ir más allá de un jefe de Estado, que debía tener una ideología y un programa propios. A mí me eligieron presidente de la U en contra de la voluntad de Uribe, que quería a Marta Lucía Ramírez.
¿Se sale con resentimientos?
En la cárcel la gente vive muy resentida, pero yo no.
Pero debe haber pensado en demandar al Estado.
¿Qué se ganaría con la demanda? ¿Reparar el tiempo? Ya pasó y se aprovechó más que afuera, así no se haya compartido con la familia. Se hicieron otras cosas: leer, escribir, dialogar con los hijos. Esos son ganancias enormes. Y algo muy importante: encontrarse con uno mismo y vivir el presente. ¿Cómo te reparan el daño a la libido, las relaciones con la esposa? ¿Cómo te reparan la honra? ¿Cómo te reparan la angustia de los hijos? Todo eso hace que uno piense que la sociedad colombiana no va por buen camino, cuando se destroza al otro sólo con presunciones. Quizá mi reparación espiritual comenzará cuando ordene todo lo que escribí en la cárcel.
Hablemos de política, ¿cómo ha visto el gobierno Santos?
Lo más importante es que hay un cambio de estilo, que se quiere escuchar a la gente y se respeta lo que opina. Se busca tanto eso que se quiere concertar con todos, lo cual es muy difícil. Aquí no hay una imposición dictatorial ni el temor de que es que no me dan o que de pronto me quitan. Santos puede pasar a la historia si saca adelante las reformas que se vienen planteando, pero el Congreso se tiene que poner las pilas. Por eso es que mucha gente cree que este país necesita una nueva Constituyente.
¿No será que los que quieren eso buscan es abrirle las puertas al regreso de Uribe al poder?
Así es. Lo que pasa es que Uribe mismo se tiró ese cambio al aparecer tan pronto en escena.
Se le nota muy crítico de Uribe.
Jamás compartí el estilo de Uribe. Si miran mis opiniones, muchas veces iban en contra de lo que decía el Gobierno. Lo que pasa es que la gente sólo lo ve a uno como el presidente del partido de Uribe. Por ejemplo, siempre apoyé el intercambio humanitario y en temas agropecuarios tuve una pelea terrible con ‘Uribito’, hasta el punto de que me inventaron que quería tumbarlo para quedarme con el Ministerio.
¿Cómo cree que juzgará la historia a Álvaro Uribe?
Depende de cómo actúen los órganos de justicia. La defensa de Uribe a Bernardo Moreno no fue ni chicha ni limonada: si eres inocente te apoyo, si eres culpable que te metan a la cárcel. No es bueno que un ex presidente salga a opinar sobre el proceso de nadie, ni a favor ni en contra. ¿Cómo así que Uribe va a certificar que el señor Bernardo Moreno es inocente? Cuando a mí me llamaron yo me bajé al ostracismo, pero aquí ex funcionarios como Bernardo Moreno y ‘Uribito’ quieren una justicia especial.
¿Y cómo ve la unidad nacional?
No existe. La verdadera unidad política es cuando todos deciden hacer lo mismo y uno ve en la discusión sobre leyes, como la de víctimas o la de tierras, que hay una gran controversia e intereses diferentes entre los partidos. Diría que de lo que se trata es de una coalición de gobierno.
¿Qué piensa hoy de la Corte Suprema de Justicia?
Fue la que me absolvió. La Corte terminó haciendo el trabajo que tenía que hacer el instructor inicial, ir a la región, hacer entrevistas, confrontar a quienes me acusaban, su perfil psicológico. Pero no lo hicieron y la Corte terminó haciendo ese trabajo de primera instancia. Al fiscal que me acusó le importó un pepino escribir mentiras.
¿Va a volver a la política?
Quiero seguir opinando y construyendo proyectos. En lo electoral, esa etapa está superada.
¿Por qué cree que Justicia y Paz nunca debió existir?
Porque ahora hay 19 mil paramilitares que no están identificados ni judicializados. No se sabe dónde están ni qué están haciendo, aunque allí se ven las olas de violencia en Medellín y Cali. Me sorprendió mucho que Luis Carlos Restrepo haya ido en estos días a la Corte a decir que los paramilitares eran mitómanos, megalómanos y narcisistas y que se creían dueños del país. Y él que es un psiquiatra, ¿cómo hizo para negociar con esos tipos sabiendo que eran así?